¿BAJARÁN LOS PRECIOS DE LA VIVIENDA EN 2024?
SE ESPERABA QUE 2023 FUESE UN AÑO DE AJUSTE EN EL 'LADRILLO', PERO LAS PREVISIONES NO SE HAN CUMPLIDO Y AHORA LA DUDA ES SI SE PRODUCIRÁ EN EL PRÓXIMO EJERCICIO Y, SOBRE TODO, CUÁNTO Y DÓNDE.
Roberto y sus amigos se han pasado los últimos meses revisando los portales inmobiliarios, confiando en que se cumplieran las previsiones que auguraban para 2023 un respiro en los precios de la vivienda. Pero los pronósticos no se han cumplido. Las valoraciones residenciales han aguantado mejor de lo esperado el aterrizaje brusco de las hipotecas y las compraventas, así que ahora Roberto y sus amigos se preguntan si esa bajada se producirá, ‘por fin’, en 2024.
Depende. Esa sería la respuesta más aproximada y a la vez incierta, porque que los precios de la vivienda bajen o no el próximo año, o que lo hagan en mayor o menor medida dependerá de la evolución de distintos factores que ahora son una incógnita, como el comportamiento del mercado laboral, y de la zona.
Pero vayamos por partes. La fortaleza de la vivienda en 2023 ha sorprendido, incluso, a quienes conocen de primera mano el mercado: especialistas, analistas y expertos habían augurado para este año los primeros descensos, especialmente después de un 2022 de apoteosis y de una subida histórica de los tipos de interés -y, por consiguiente, del Euribor-.
Pero la realidad no entiende de bolas de cristal y algunos como el departamento de Análisis de Bankinter acaban de revisar las estimaciones que habían realizado para este final de ejercicio. Si antes preveían un descenso del 3% en los precios, ahora estiman una crecida del 1%. ‘Los precios aguantan sorprendentemente bien en 2023, a pesar de la desaceleración económica, el fuerte incremento de costes de financiación y la caída de transacciones. El principal motivo lo encontramos en el mercado laboral. Por ello, revisamos al alza nuestras estimaciones’, recogen en un informe sectorial.
Para 2024, sin embargo, mantienen una previsión de corrección de hasta el 2%. Junto al mercado de trabajo, el otro pilar de resistencia de las valoraciones ha sido el desequilibrio estructural y ya crónico entre oferta y demanda. La cantidad de vivienda disponible para la compraventa es muy escasa en los lugares donde los posibles compradores quieren hacerse con ella: grandes capitales, cinturones metropolitanos y áreas turísticas.
Eso explica que la caída de las compraventas y las hipotecas en lo que va de año (que oscilan entre el 15% y el 20%) no se traduzca aún en precios más bajos. A juicio de los expertos, existe cierto decalaje entre dichas caídas y su reflejo en el valor.